Ante un fallo electrico masivo, las bombas que propulsan el agua corriente dejarán de funcionar, ya que su acción depende directamente de la energía eléctrica. A consecuencia de esto, se producirá un corte en el suministro, generalizado y duradero, que causará graves problemas de salud e higiene a toda la población. No saldrá agua de los grifos, cisternas, sistemas de riego o fuentes, entre otros...
En dos o tres días, tras el apagón, se agotarán todas las existencias de agua embotellada en los pocos comercios que permanezcan abiertos. No habrá posibilidad de reabastecimiento, ya que la carencia de electricidad provocará una ruptura total de la cadena de distribución, causada por la falta de combustible, por la imposibilidad de planificación logística en las rutas de transporte (no funcionarán ni teléfono, ni internet, ni GPS...), y por los previsibles colapsos de las carreteras principales.
Sin agua en el grifo ni la opción de su compra, lo siguiente será empezar a consumir las reservas que podáis tener en casa. «Ver Truco». Tu familia necesitará, como mínimo, de dos a tres litros de agua potable por persona y día para mantener una correcta hidratación. Dependiendo de la temperatura ambiental, el peso corporal de cada uno y del ejercicio físico, se consumirá más o menos cantidad. Será primordial la dosificación de esta para que dure el máximo tiempo posible, pero debes de tener presente que, tarde o temprano, las reservas se acabarán, y deberás estar preparado para la siguiente fase: la obtención, la potabilización y el almacenaje de agua.